martes, 1 de octubre de 2013

Je ne regrette rien

La nostalgia me inunda en las noches. He soñado  varias veces que regreso a mi casa en Puebla a recoger algo que se me había olvidado. Me da tristeza despertar y darme cuenta de que no estuve ahí.

Durante el día estoy bien, no completa pero bien. Nunca pensé extrañar tanto a mi tribu. Extraño a mi familia, extraño a mi novio, extraño a mis amigos, extraño a mi perra. Vi a una chica platicando con su abuela (probablemente) en el metro y me dieron ganas de platicar con la mía.

Empiezo, sin embargo, a querer a esta ciudad. Ayer fui a un tour en el edificio principal de mi universidad. La Universidad de Viena se fundó en 1365 y ha tenido una larga historia de científicos y psicólogos destacados, y un histórico parteaguas durante el gobierno nacionalsocialista (en el cual hubo una gran cantidad de alumnos y maestros deportados) y otro a finales del siglo XIX, cuando las mujeres finalmente pudieron estudiar ahí.

Conocí a Daniela, nació en Tel Aviv pero vive en Moscú desde los cuatro años. Estudia Estudios israelíes y algo más, no entiendo en realidad muy bien qué.  Hablamos en inglés pero ella tiene un acento ídem que a veces no entiendo.  Ha resultado ser una gran compañía, hoy compramos boletos para la ópera en doce euros con una promoción para estudiantes, la próxima semana veremos El barbero de Sevilla.

No me arrepiento de haber venido, aunque he pensado que no es necesario irse siempre, tener esa inquietud de abandono y de libertad. O tal vez sí, para darse cuenta una vez ido de que igual no era necesario, tal vez me podría haber quedado donde estaba.

Mi roomie llegó ayer. Yo ya no quería que llegara porque me encontraba bastante cómoda pagando un cuarto doble y viviendo sola, además ya se me quitó la sensación de soledad (que no de saudade) que tenía cuando llegué, he hecho algunos amigos, o conocidos.

Es de República Checa y no habla inglés, así que nuestra comunicación es escasa. Intuyo que es una chica agradable. Estudia Estudios checos o algo así, tampoco le entendí. Ya me había comido su galleta de bienvenida. Creo que se llama “Lenka”.

2 comentarios:

  1. Toda la gente quiere estar en un lugar diferente. Qué fortuna la tuya, feliz estancia.

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  2. No te preocupes por la galleta de Lenka... siempre podrás reponérsela. Tal vez con una mazapán de La Rosa que te enviaré en noviembre... ¿qué dices?

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