domingo, 24 de noviembre de 2013

Hedonista

Hubo una temporada cuando vivía en la casa del señor César en la que la bomba no funcionó bien, había que purgarla para que el agua subiera. Yo nunca aprendí a hacerlo porque el día que el casero nos enseñó, Rodrigo estaba ahí.  Él era el que iba a aprender, aunque no viviera ahí. Yo no.

Nunca estuve sola porque nunca quise la independencia que pude haber tenido. Cuando tomé la decisión de dejar de ir a Puebla todos los fines de semana le dije a mi mamá que era porque tenía que ahorrar dinero: cada boleto del ADO cuesta ciento cincuenta pesos. La verdad es que dejé de ir porque ahora tenía una familia también en el DF con la que podía pasar los fines de semana, la de Rodrigo.

El día que llegué a Viena fue la primera vez que estuve realmente sola y lo primero que hice fue salir a la calle a comprar el cable que necesitaba para conectar mi computadora a internet.

Llevo más de dos meses en esta ciudad y no ha pasado un día sin que deje de contar el tiempo. Estuve revisando mis finanzas y están bastante bien, mi estrategia para administrar el dinero (gastar en nada, comprar lo más barato, ser coda) ha funcionado a tal grado que estos últimos meses  podría darme el lujo de viajar a otros países o de vivir más luj[uri]osamente.

Esta mañana, mientras me bañaba, pensaba que estoy en un momento privilegiado que probablemente no volveré a vivir: estoy viviendo sola en Europa con veintidós años y sin preocupaciones de dinero.

Me resultó absurdo sentirme desdichada.  Gastaré todo mi dinero, lo gastaré. Hay una cita de Samuel L. Jackson que dice: “Anyone who tells you money can’t buy happiness never had any.”  Este fin de semana salí con todos los amigos que he hecho aquí, compré gluhwein en el mercado de navidad y compré cervezas en un pub, pagué diez euros por entrar al cine a ver la secuela de una película que no conocía, pagué el cover de un antro latino.

Y fui muy feliz.

Prometo que invertiré en mi felicidad y en mi distracción lo que me resta de tiempo, seré tan liberal como el sistema me lo permita y dejaré de hacer consideraciones inútiles acerca del clima; si no sale el sol en dos semanas o si hace frío no importa.

Invertiré el tiempo y el dinero en distracciones. Sólo destinaré el tiempo necesario para leer lo que tenga que leer y pasar mis exámenes. La inconciencia será mi guía.

1 comentario:

  1. Sí hijita. Por favor, si tienes el recurso y en qué invertirlo, y te parece que eso te hará feliz: ¡Gástaloooo!

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